3 dic 2014

Religión

Rescato este texto de mis notas de Facebook, me parece interesante ponerlo aquí también

Un viejo amigo me pidió que definiera "religión" a raíz de una foto que compartí en facebook y la cual me pareció muy acertada. Una dura tarea teniendo en cuenta que no soy antropólogo, teólogo ni lingüista. Me dijo en su comentario, que lo hiciera porque me gusta escribir... y sí, me gusta escribir y el tema de las religiones me apasiona como objeto de conocimiento.

No pretendo sentar cátedra ni predicar, lo que leerán a continuación es mi visión particular de las religiones y es el fruto de lecturas (que no puedo citar) y experiencias de un poco más de 20 años, sin rigor científico ni severidad académica. Cuando uno se pregunta qué es la religión, naturalmente comienza por responder desde su visión cultural, es decir, se responde desde la propia religión con la que uno ha sido criado y con la fe que la familia y las instituciones le han inculcado. Pero se debe ir más allá

Enumero aquí lo que quizá debe tener una "ideología" o costumbre para constituirse en religión:

1. Fe
2. Dogma
3. Mito
4. Rito
5. Trascendencia

1. Primero quiero tratar de explicar qué es la fe.

Según pienso yo, es la certeza de lo improbable confiando en sus resultados positivos o negativos, por le general con una tendencia optimista hacia las consecuencias de esa fe.

Por ejemplo, se puede tener fe en el amor materno. No es posible demostrar ni comprobar ese amor, pero simplemente se asume que es verídico y que por naturaleza, las consecuencias de ese amor traerán resultados positivos para quien cree, para quien tiene fe en ese amor. Es natural tener fe en el amor materno y cuando los resultados de la relación madre - hijo producen efectos adversos, no solamente el hijo, sino la sociedad, repudian la desnaturalización de tal relación, el quebrantamiento de la fe en el amor materno.

Yendo un poco más lejos, la fe en el amor materno la tenemos, o deberíamos tener, todos los seres humanos. Yo tengo fe en el amor materno de mi mamá y en el de mi esposa por mi hijo, y es de esperarse que cualquier persona tenga fe en el amor materno sea cual sea el individuo, no solamente en el amor de su propia madre, sino en el de TODAS las madres. Así funciona la naturaleza humana.

Hay otro tipo de fe que no es natural, sino aprendida, y que surge como respuesta a una necesidad general de los seres humanos de trascendencia. Debido a que el entorno, la cultura, la sociedad y los demás individuos no están bajo el control absoluto, se hace imperante entregar ese control a una entidad superior externa al ser humano, que lleva la batuta de, entre muchas otras cosas, la del ser humano mismo.

Para desenredar un poco este concepto, recurro a un ejemplo trivial:

No importa cuál es el juego de azar, siempre queremos ganar
Los juegos de azar son un medio de entretenimiento que además ofrece la posibilidad de obtener riquezas, que entre líneas, se entiende que podrían mejorar la calidad de vida de quien juega o sacarle de problemas económicos. Si suponemos que en el juego no hay trampas, el jugador deposita toda su esperanza en hechos más o menos fortuitos fuera de su control, en los que intervienen otros individuos y elementos ambientales que tampoco controla. En cualquier caso, con una tendencia "natural" de obtener resultados positivos de esa fe (en el juego). Si pierde, intentará nuevamente; fracaso tras fracaso, hasta ganar o perderlo todo de manera que no pueda jugar más, pero siempre tiene fe en que puede ganar. La gente que habitualmente compra la lotería, para ilustrar mejor, tiene fe en que algún día ganará sin importar las cientos de veces que a gastado su dinero sin resultados positivos. Nadie juega queriendo perder (normalmente).

La fe no es recíproca. Yo puedo tener fe en la lotería, pero la lotería, como construcción abstracta y artificial, no puede tener fe en mí.

La religión mezcla los dos tipos de fe que acabo de enunciar: la fe natural y la fe aprendida. Por naturaleza, los seres humanos necesitamos trascender y depositamos el control de lo incotrolable en entes ajenos a nuestra humanidad que son considerados como superiores. Al pertenecer a un seno cultural producto de cierta evolución histórica, se nos enseña que esa trascendencia debe ser depositada en una determinada representación superior externa, incotrolable por nosotros, pero que ofrece la posibilidad de resultados positivos, independientemente de que en repetidas ocasiones, las consecuencias de la fe hayan sido negativas.

Esa fe se deposita en dioses más o menos abstractos con características humanoides o en fenómenos naturales superiores al control humano. Digo pues, con riesgo de caer en el pozo de la ignorancia, que no me parece posible que una cultura X considere como deidad a la mosca común, pues es poco lo que este insecto representa como trascendental para el hombre, tampoco puede ser depositaria de esperanzas para resultados positivos, ni produce beneficio alguno para el bienestar de una comunidad. La fe se ha depositado en los fenómenos meteorológicos, pues ellos "controlan" los ciclos agrícolas y la estabilidad natural; o en Apolo, que representa la belleza, la medicina, la verdad; o en contraste, Fobos, imagen del pánico. Son extensiones del ser humano o la naturaleza elevadas al absoluto, con el fin de delegar en ellas esa necesidad de obtener resultados positivos o de lograr propósitos negativos en otros para beneficio propio.

Muchas culturas, entre ellas la egipcia, crearon divinidades basándose en los animales, pues las criaturas de una manera u otra podían expresar las cualidades y defectos humanos, al mismo tiempo que los poderes de las bestias y la fuerza de la naturaleza. Esas divinidades, como todas, son depositarias de la fe en momentos específicos de necesidad. Dicho de otra manera, se tiene fe en que una enfermedad se cure mientras que el mal dura, o se tiene fe en la prosperidad económica mientras que no se tiene o hay amenazas de "vacas flacas", pero no es posible tener fe todo el tiempo a todo. Las divinidades son las receptoras de esa fe, y es por eso que se dice por ejemplo que fulanita es devota de San Benito, porque es ese el santo que en determinadas circunstancias le ofrece la esperanza de un resultado positivo y no otro santo para la misma circunstancia y tiempo. Así como en la antigua Grecia el culto a Afrodita ofrecía la esperanza en encontrar el amor, algunos católicos delegan esa tarea a San Antonio.

La fe aprendida es temporal y particular, responde a una necesidad y no es absoluta en el tiempo ni en las circunstancias... la fe es una manera de pensamiento. Es, quizá, un mecanismo de supervivencia, una manera de motivación exógena autoinducida.

2. El dogma es un elemento importantísimo de la religión.

Éste es el que determina la manera en que se debe orientar la fe, y permítanme el exabrubto: las fes, pues como dije anteriormente, no se tiene fe en una sola cosa o un solo hecho, ni tampoco en un solo momento. Son orientaciones o reglas que no admiten la duda ni la réplica del creyente y que generalmente obedecen a una autoridad emisora, en otras palabras, de los dogmas es que se aprende la fe que no es natural. Los dogmas no admiten tampoco la duda, ni la comprobación, ni tampoco requieren de una inteligencia individual que los entienda: son sentencias absolutas que se originan en la interpretación de los mitos y la realidad de la vida. En la lotería, se tiene fe en que se va a ganar un premio, pero se deben seguir ciertas reglas para que esa fe tenga posibilidades de fructificar y asimismo, sin trasgredir la manera adecuada de acceder a las posibilidades de éxito que brinda. Por ejemplo, no puedo ganarme el Balotto si compro el 6-49, ni tampoco puedo ganar en la ruleta si juego con naipes... en fútbol no se puede jugar con las manos, ni se usa que los jugadores se vistan con pantalones a cuadros, gorra de lana y zapatos de suela lisa, etc.

No es posible que Varuna le haga un milagro a quien le reza a san Judas Tadeo.

El dogma es el modo en que se debe tener fe, dicta en qué o a qué se debe tener fe y básicamente caracteriza una práctica religiosa con diferencia a otra.

Los dogmas orientan además los otros elementos de la religión que explicaré más adelante. Son los pilares que sostienen el aparato abstracto, esa construcción artificial que pretende dar respuesta a las necesidades individuales y colectivas del ser humano y que en principio, pretenden resolver problemas concretos, evidentes, pero con explicaciones improbables que deben ser aceptadas como tal.

2. El mito, palabra que viene del griego y significa mentira, es el conjunto de narraciones que pretenden explicar la evolución de la fe. Son historias que pueden basarse en hechos históricos o no, pero que apelan a las carencias y características del ser humano, para, por decirlo de una manera sencilla, "vestir" esa esperanza inexplicable en algo superior. Muchas veces hay exageraciones que sirven para reforzar el carácter trascendental que debe tener la fe y el dogma. Todos los mitos cuentan con episodios extraordinarios, que se entienden como milagrosos o épicos imposibles de realizar por los seres humanos corrientes sin ayuda de los dioses o sin poseer poderes especiales.

Una de las funciones del mito es dar respuesta a lo desconocido mediante las fábulas o alegorías cuando no se conoce otra fuente de conocimiento, y evito decir, cuando no se conoce la verdad, pues este término que evoluciona en la ciencia, la filosofía y las artes, es absoluto en las religiones; cada religión tiene su propia verdad explicada en el mito. Cada cultura trata de dar explicación a las preguntas fundamentales a su manera. Los mitos de creación, la espera y el nacimiento de un mesías, el derecho de esa cultura a ser elegidos y la trascendencia, son básicamente mitos infaltables en cualquier culto religioso, independientemente si se trata de una religión organizada o no.

Los mitos además, deben gozar de la complicidad de la tradición, pues si no se transmite el cuento de generación en generación, la fe y el dogma son insostenibles, pues es el mito el que primero se introduce en la educación para poder sustentar la abstracción de una fe y la normalización de un dogma. Los niños primero conocen la historia y posteriormente se les adoctrina en su significación. Haga el ensayo y pregúntele a cualquier niño por el Papá Noel y sabrá decirle que es un viejo gordo y alegre, que vive en el polo norte y que trae regalos en Navidad (mito), pero no le puede decir porqué. El niño se entusiasma con la posibilidad de recibir un regalo en Navidad y es cuando se le dice que si se porta bien, obtendrá lo suyo (norma). El niño sueña, expresa y pide que Papá Noel le traiga tal cosa (fe) y el refuerzo constante para que el buen comportamiento desemboque en un regalo es el dogma... de una manera sencilla, también se explica que el dogma del Papá Noel indica que no es una calabaza tallada ni un señor con capa roja que vuela y tiene visión de rayos laser...

Y esto último me permite introducir mi teoría de cómo nacen los mitos.

Lo más obvio es que los mitos tratan de dar respuesta a lo desconocido sin pasar por la comprobación teórica ni empírica, verbigracia, los mitos de la creación del universo. Además, la transmisión de los mitos a través de las generaciones los enriquece o tergiversa para adaptarlos a las necesidades particulares del tiempo o de las autoridades dogmáticas, por ejemplo la introducción de santos en las religiones, que no son producto de la fundación del credo, sino de su ejercicio. A los santos se les crea un mito particular que debe adaptarse al mito central para que no sea una cuestión de herejía ni blasfemia. Pero hay algunos mitos que por razones históricas no gozan de continuidad y son descubiertos mucho más tarde por culturas extrañas que le dan una interpretación adaptada a las circunstancias.

Quiero destacar por ejemplo que Jesús, Moisés, Mahoma y Buda son grandes protagonistas en las religiones del mundo como fundadores de las más importantes y aunque el objeto no es discutir la veracidad de su existencia ni sus acciones, lo cierto es que ninguno de los cuatro escribió jamás una sola letra para dar cuenta de su obra, todo lo que sabemos de ellos ha sido dicho por otros en diferentes momentos históricos y culturales, de manera pues que cada uno es protagonista de un mito. De ellos, la tradición y la escritura nos han hecho llegar hasta nuestros tiempos los mitos que les corresponden, pero de otras tradiciones, nos cayeron como del cielo, o más bien, desenterrados de un hueco.

Cómo se descubre un mito, cómo se supo de los sumerios o los egipcios...

Batman


Desde el Siglo XX, en sus últimas décadas, César comenzó a coleccionar objetos relacionados con Batman: muñecos, revistas, cobijas, loncheras, afiches, música, tarjetas de crédito, disfraces y hasta modelos a escala de los vehículos. Esa práctica la continuó en el Siglo XXI hasta que murió. Por desgracia, la colección que amasó durante toda su vida no se pudo mantener disponible para el deleite del público. Sus hijos decidieron darle sepultura a su padre junto con toda la parafernalia de Batman que había recogido y por eso dedicaron un mausoleo no solamente a la memoria de su padre, sino también a su extensa colección.

En el siglo XXIX, proyectos de construcción encontraron accidentalmente el mausoleo de César y toda la colección. Arqueólogos con la máxima tecnología llegaron al sitio y comenzaron a descifrar de qué se trataba semejante culto, pues tenían la certeza de que el área antiguamente fue un sitio consagrado. Descubrieron que los antiguos rendían culto a una deidad con poderes extraordinarios, quizá un opulento rey, y que a pesar de algunos defectos, era un dios bondadoso en defensa de los débiles. Había pruebas por doquier: documentos impresos, miniaturas, vehículos, pinturas, armas, ropa, objetos de uso cotidiano, todo ello relacionado con ese dios llamado Batman.

En otra parte del globo, una cultura distinta también se disponía a descifrar los audiovisuales que daban testimonio de la existencia de Batman y sus proezas y la curiosidad científica y teológica del Siglo XXIX logró demostrar, gracias a las excavaciones y hallazgos en todo el planeta, que diez siglos atrás una de las principales religiones era el Batmanismo, y que César, era uno de los sacerdotes más importantes de ese culto. Descubrieron además similitudes increíbles con el Supermanismo y el Ironmanismo; y se escribieron los tratados demonológicos en los que se explicaban los dioses rebeldes más célebres: El Guasón, Lex Luthor, Bizarro y  Harry dos caras: una versión menos arcaica del latino Jano. En otras partes del mundo se conoció de religiones hermanas como el Spidermanismo y el culto de X-men.

4. Gústele o no a la gente, los ritos son representaciones mágicas que buscan acercar al creyente con la entidad superior para lograr los resultados positivos que le ofrece la fe, y que deben estar regidas por el dogma. Los ritos comprenden símbolos materiales y verbales que deben ser repetidos de manera sistemática para que se constituyan en tradición, unas veces son ejercidos por los individuos y otras, por personas especiales que son depositarias del dogma; son los sacerdotes, chamanes, profetas, ancianos, etc.

Los ritos deben contar con un apoyo en el mito, son una dramatización de la historia que ha trascendido en el tiempo y que busca mantener una relación entre los dioses y los creyentes, como dije antes, muchas veces mediada por los sacerdotes. Existen pocas religiones en las que no existen los sacerdotes ni las jerarquías; el shinto, por ejemplo, que deja a sus creyentes realizar los ritos de manera individual y personalizada, por el contrario, la mayoría de religiones proscribe a la comunidad la realización ritual de ciertos procedimientos y oraciones. La diferencia entre rito y superstición es muy estrecha... el primero está sustentado en los dogmas, mientras que la segunda no. Para algunas personas el hallazgo de una herradura es signo de buena suerte, mientras que para otras, ese hecho fortuito (y cada vez más escaso) no tiene importancia alguna, además unos dicen que las patas de la herradura deben señalar a alguna parte, otros dicen que hacia el que la encuentra, pero en fin, no hay dogma ni mito que soporten la fe en la herradura. Por el contrario, un rito como el de la comunión católica tiene una enorme justificación en la tradición y que pretende representar parte de los últimos momentos de Jesús en los que no simplemente comía un pedazo de pan con sus amigos, sino que revestía de magia ese hecho sencillo de alimentarse, pero no fue Jesucristo quien le dio trascendencia al hecho, sino quienes hablaron de él y que han interpretado el mito y han dogmatizado el hecho.

Los ritos no están ligados únicamente a las religiones. El hincha de fútbol. Un fanático de estos tiene fe en el equipo al que venera, sin importar que los resultados que produzca sean positivos o negativos, sin importar que en cada juego sean distintos los jugadores, y que inclusive, a veces en el equipo jueguen los otrora rivales. Un hincha de fútbol tiene fe ciega en su equipo, y el dogma que la soporta es el reglamento del juego como tal... existen barras organizadas que cuentan con reglamentos para el proceder del hincha, y como ritos, cuentan con la vestimenta, los maquillajes, cánticos y vandalismo. ¿Dónde está la magia? Para el fanático no es lo mismo ver un partido vestido de domingo, él necesita "ponerse la camiseta", pintarse, y a veces, hasta "echarse combustible" para enriquecer la experiencia... encontramos ritos también en prácticas culturales que dan sentido mágico a sus procedimientos, supersticiosos por demás, y como ejemplo sin mayores comentarios, pongo la tauromaquia. En estos casos, los ritos no cuentan con mitos, porque nos referimos a hechos comprobables y medibles, registros históricos... bueno, sin tener en cuenta la paja que hablan los comentaristas deportivos y taurófilos.

Desde el nacimiento de las primeras comunidades, la ritualización de la vida cotidiana se hizo necesaria, en principio para darle sentido a las cosas básicas y al correcto proceder de esas tareas: cómo se debe cazar, en qué momento se hacen las siembras y las cosechas, cómo se debe procesar el cacao... que unido a la mitificación de lo inexplicable, los procedimientos ganaron carácter mágico. Entonces ya no se trata solamente de cómo se debe cazar, sino que antes de salir en la faena se debe purificar el cuerpo y orar al dios de la caza para obtener resultados satisfactorios y volver vivo al hogar; no solamente se trata de recoger la cosecha, sino de dar parte de ese fruto en ofrenda al dios para agradecer la producción y garantizar las futuras recolecciones.

Los profetas e intérpretes son una especie de abanderados de los mitos que refuerzan la transmisión de los mensajes y que ritualizan los cuentos para registrarlos en la memoria cultural. Por ejemplo el bautismo que utilizó San Juan, el ayuno en Ramadán de Mahoma y el baño de oro en la laguna de Guatavita. Pero a veces, las creencias populares no dogmáticas filtran algunos elementos mitológicos y rituales extraños a la ortodoxia y adquieren fuerza rotunda porque es la misma comunidad la que necesita perpetuar ese rito mitificado. Por ejemplo, la novena de aguinaldos que se reza en Colombia y Venezuela, no pertenece a la regla oficial católica, pero se acepta y se practica porque las autoridades no lo consideran apócrifo... por el contrario, hay creencias apócrifas que se incrustan hondamente en la tradición sin que las instituciones puedan extirparlas, y en este caso, son más que todo supersticiones, por ejemplo, la vigilia en pascua (comer pescado).

No se puede concebir ninguna religión sin ritos individuales, colectivos ni dirigidos. La ausencia de ritos es lo que separa al practicante del no practicante. Es como decir que yo soy futbolista no practicante... sé qué es el fútbol, cómo y cuándo se juega, conozco su historia y sus representantes y me identifico con ello, pero no lo juego. Se es o no se es. Tampoco se podrían admitir las fusiones religiosas: "es que yo voy a ser budista, pero comiendo carne... es que yo quiero ser católico, pero voy a tener 4 esposas y 20 concubinas... es que yo soy cristiana, pero sé que en una vida pasada fui una princesa del renacimiento... me lo dijeron en una regresión".

No se puede concebir una persona religiosa si carece de uno de los elementos explicados. Aunque de índole cultural y filosófica, las religiones deben concebirse y entenderse con un sistema en el que las partes hacen un todo y si alguna falla, el todo falla. Sin embargo, es posible que una persona se le considere religiosa aunque carezca de trascendencia... que se explica a continuación.

5. Hasta ahora, no sé de hormigas, abejas, lobos u otro tipo de animales sociales que practiquen religión. Es muy simple, los animales, las plantas y demás seres vivientes carecen de algo que el ser humano tiene y que le ha permitido situarse en lo alto de la pirámide evolutiva: necesidad de trascendencia.

Se discute mucho si los animales tienen consciencia, pensamiento y emociones; ha sido algo difícil de demostrar. Para la materia que nos interesa, esos elementos no nos hacen tan diferentes de la fauna ni la flora, sin embargo, la necesidad de dejar huella más allá de nuestras vidas, es lo que, entre otros factores, ha impulsado a la especie humana a gobernar el mundo. El arte por ejemplo...

Pero cuando aparece la necesidad de trascender en la vida, el miedo a no morirse a pesar de conocer con certeza ese final inevitable, los mitos religiosos y la fe pretenden llenar ese vacío para consolar a las personas con respuestas esotéricas sobre la pregunta "¿Qué hay después de la muerte?" Ya ustedes saben que hay muchas maneras de creer en el más allá y todas ellas están estrechamente relacionadas con la conducta en vida. Para lograr que la promesa del más allá de resultados positivos, es imprescindible que el creyente observe cuidadosamente los valores y conductas que el dogma y ritos de su religión le dictan, y algunos credos se consideran como los elegidos para un gozo exclusivo de esa trascendencia. Por eso no se puede asegurar que una religión en términos generales es verdadera, pues en otra esa verdad constituye una falsedad. Es evidente que en lo básico, la trascendencia es un acuerdo general.

Hasta ahora no conozco la existencia de una religión que no tenga en cuenta la pregunta y su necesaria respuesta a qué hay después de la muerte. Cuando los individuos por cualquier razón no logran satisfacer las exigencias de selección para esa trascendencia, se ven obligados (por el dogma, el mito y la fe) a la expiación de sus faltas, o en términos religiosos: pecados. Esto se constutuye en un medio de doble control, pues en primer lugar, pretende guiar a los creyentes en la senda del camino correcto, y en segundo lugar, es el mecanismo de manipulación más poderoso con el que cuentan las religiones organizadas o no. Cuando se señala una conducta de pecaminosa el culpable se verá avocado una trascendencia poco favorable de manera temporal o eterna, dependiendo del credo, si no cumple con una penitencia, si no purifica sus actuaciones y en general, si falta en rectitud (y obediencia).

Sin el concepto de trascendencia, no tendría sentido el conjunto de normas y dogmas que envuelven un credo, pues ninguna acción tendría una consecuencia en ese fantasma ideológico que constituye el más allá, las acciones no tendrían reacciones en instancias superiores y daría lo mismo matar a una persona en defensa propia que a la mosca común.

Para redondear este punto, si se tuviera una respuesta exacta a esa pregunta, no sería necesaria ninguna religión, todas las dudas estarían resueltas y entonces la utilización de mitos, ritos y dogmas sería obsoleta, pues las personas ya no necesitarían la fe para fundar sus esperanzas en un futuro positivo, ya no tendrían que tener miedo a lo desconocido, ni cumplir con ciertos modos éticos y morales. Quizá una matriz estadística de predicción sería suficiente... pero esas matrices ya se han ensayado, no desde el punto de vista científico, sino esotérico... por ejemplo, las mancias, que buscan ofrecer respuesta al futuro en la interpretación de signos más o menos subjetivos y con el seguimiento de abstracciones que apelan al imaginario. Esas prácticas persisten porque están cobijadas por la fe, y volviendo a lo dicho al comienzo, no importa que en repetidas ocasiones los resultados no hayan sido positivos, quien cree en eso continuará consultando a su gurú aún si sus predicciones no se cumplen... es fe, no ciencia.

Y pongo un ejemplo duro: ¿cuánta gente en el mundo, de distintas creencias y culturas, ora por la paz? Tienen fe y practican un rito con el fin de obtener resultados positivos, pero siendo prácticos... no funciona. El sentido de trascendencia obliga a que si no en esta vida, en la próxima todo será mejor. La promesa trascendental es el eje del accionar que limita a los individuos a cumplir cabalmente los mandatos para lograr una vida mejor después de esta vida, ya sea en el paraíso, en una casta superior o en un animal noble como la vaca.

Conclusión

La religigión es un sistema de creencias que se compone de fe, mito, rito, dogma y trascenedencia; que tiene como funciones:
1. Dar esperanza y consuelo
2. Controlar la conducta
3. Explicar lo desconocido


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